Silencio
Ni una palabra de nuestras bocas mueve la habitación,
y sin embargo oímos lo que nunca antes había movido nuestros labios.
El infinito es ahora reconocible para nosotros.
Pero sólo en el aquí. En el ahora. En el momento.
Ambos vemos, - lo que nunca antes nuestras
canciones se abrieron ante nosotros.
No hay más sudor de miedo ralentizando nuestras fosas nasales.
Y de repente encontramos nuestro sentido del olfato
en la enfática experiencia de nuestro oler.
Una sola corriente cálida de aliento llena y abandona
los pulmones de nuestro pecho, donde momentos antes dos bocas
a ritmos diferentes, luchaban por su propio aliento.
Lo que siempre nos supo salado, dulce, agrio, -o incluso amargo
saboreaba en nuestra lengua, lo que para nosotros era frío,
o lo que percibíamos como caliente,
en el apasionado juego de la nariz y la lengua,
es ahora para nosotros simplemente tacto sin límites.
Donde apenas hemos aprendido a sentir verdadera
y sensible a sentir todo el gran dolor
y todo el maravilloso placer, sintiéndonos por fin cómodos
en nuestra propia piel,
ahora dejamos nuestros cuerpos
y aprendemos a sentir y comprender profundamente.
Nos entregamos el uno al otro incondicionalmente y de todo corazón.
Nos fundimos en la seguridad del tiempo y el espacio.
Ahora todo fluye en el otro.
Dos se convierten en ninguno.
Dos se convierten en uno.
Un ser - y sentimos en todo lo que es.
Nuestros pensamientos se detienen.
Ya no hay voluntad.
Ni por qué.
Sólo amor, sentido y silencio.
Schweigen
Kein Wort aus unserem Mund bewegt den Raum,
und doch hören wir, was niemals zuvor unsere Lippen je bewegte.
Unendlichkeit ist für uns nun erkennbar.
Doch nur im Hier. Im Jetzt. Im Augenblick.
Wir sehen beide, - was niemals zuvor uns unser
Lieder Auf- und Niederschlag eröffnete.
Kein Angstschweiß bremst jetzt unsere Nasenflügel mehr.
Und unseren Spürsinn finden wir urplötzlich,
im emphatischen Erleben unseres Riechens.
Ein einziger warmer Atemstrom erfüllt und verlässt
die Lungen unserer Brust, wo noch kurz zuvor zwei Münder
in unterschiedliche Rhythmen, um ihren eigenen Atem rangen.
Was stets uns salzig, süß, sauer, - oder auch bitter
auf der Zunge schmeckte,was kalt uns war,
oder was als heiß gar wir empfanden,
im leidenschaftlichen Zusammenspiel von Nase und Zunge,
ist jetzt für uns schlicht grenzenlose Berührung.
Wo wir doch bis so eben erst gelernt haben wahrhaft
und sensibel zu erfühlen, all den großen Schmerz
und all die herrliche Freude, uns endlich wohl fanden in unserer Haut,
verlassen wir jetzt unseren Körper
und lernen tiefstes Empfinden und Begreifen.
Wir schenken uns einander bedingungslos und von ganzem Herzen.
Verschmelzen in der Geborgenheit von Zeit und Raum.
Alles fließt jetzt ineinander.
Aus Zwei wird Keins.
Aus Zwei wird Eins.
Ein Sein, - und wir empfinden in Allem was ist.
Unsere Gedanken stehen still.
Kein Wille mehr.
Und kein Warum.
Nur Liebe, Sinn und Schweigen.


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